Salgo corriendo del instituto decidida a buscar
respuestas y a encontrar esa persona que se ríe de mí a cada rato, cuando iba
corriendo, en la puerta del instituto, y con mis amigos. Esa risa se me hace
muy familiar, sin embargo no la puedo reconocer, pues todo en este mundo es
tristeza, todo es de color blanco y negro para mí. Sé que tengo que ser yo quien
encuentre el arco iris, y ver lo que nadie más puede ver aquí.
No sé dónde buscar primero, solo salí corriendo
de ahí porque no quería que me siguieran viendo, no quería seguir escuchando
esa risa que me da escalofríos al escucharla. Decido buscar primero en mi casa,
algo que pueda ayudarme a ubicarme aquí. Entro y veo a mi padre durmiendo en el
sofá, esta tan desaliñado, no se ha afeitado, tiene ojeras, se ve sucio, sin
embargo no me acerco, pienso buscar primero en mi cuarto, luego en el de Zache,
y al final el de mi padre.
Al parecer mi cuarto esta casi intacto, todo lo
que tengo en mi “otra vida” (por así decirlo, aunque es incómodo) es casi lo
mismo que tengo ahora, creo que Zache si se esforzó para que tuviera lo
necesario. Trato de recordar que le falta a mi cuarto, creo que después de
tantos años en esta casa, debo de recordar cada detalle, pero no encontré nada,
así que decidí buscar en el cuarto de mi hermano, y buscarlo ahora antes de que
regrese de su instituto. Lo que veo me deja sin palabras, su cuarto es muy
miserable, más de lo que recuerdo, solo tiene lo necesario que es una cama,
algunos muebles, un armario con poca ropa, una radio y el baño. Ya no tiene sus
posters o su ropa cool que siempre tiene, no tiene ni un lujo de los que tenía.
Ahora se a lo que se refería cuando lo acompañe, que él está haciendo todo lo
posible para que YO esté bien, pero Zache no.
Me lleno de rabia, de un odio hacia mi padre y
madre por habernos hecho algo tan cruel, salgo enojada de su cuarto dispuesta a
entrar al de mi padre, para ver qué demonios ha estado haciendo estos años
desde que ella nos abandonó sin mirar atrás, buscar la razón por la cual ella
nos dejó. No me sorprendo al ver que el cuarto de mi padre está casi igual que
el de mi hermano, bueno yo diría que peor, tiene fotos de mi madre en las
paredes, fotos de él y ella. También tiene algunos objetos de ella. Busco en
algunos cajones de su escritorio o no sé, tal vez encontrar un diario o algo
donde se haya podido desahogar todos estos años y lo encuentro. Estaba justo
debajo de su almohada. Empiezo a hojearlo, busco alguna fecha que se me haga
familiar, pero antes observo que puso que últimamente se estaban peleando
demasiado, recuerdo esos días como si fuera ayer. Al parecer esas fueron una de
las últimas cosas que puso ahí. No tienen nada reciente. Creo que él quiere
tanto como yo volver a como era antes. Tal vez por eso no ha escrito nada de
estos días.
Pero me siento feliz al saber que esos días se
han acabado, al menos por ahora, de que ya no habrá más peleas entre nosotros.
Al pensar en todo eso sale mi primera sonrisa
del día. Decidida a no desaparecer de mi cara.
Por: Mariana Badillo ^^
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