Fallé.
Era muy obvio que fallara, estaba muy confiada ya que había ocurrido como un milagro las veces anteriores.
En fin, llegamos a casa y empezamos a ver películas, debo admitir que mi hermano tiene un buen gusto en películas. La verdad no les puse mucha atención, seguía pensando en el chico que me ayudó anteriormente. Creo que Zache lo noto y empezamos a hablar de eso, le seguía pidiendo detalles de cómo era o algo así pero no había mucho de lo que pudiera contarme.
El fin de semana fue algo aburrido, comparado con lo que hicimos el viernes, hace mucho tiempo que no me divertía con mis amigos y especialmente con mi hermano.
El domingo pasó algo muy interesante y extraño. Fui a la tienda a comprar ropa y algunas cosas que mi mamá, mi papá y hasta Zache me pidieron que comprara. Resulta que en la plaza donde había ido a comprar ciertas cosas vi una gorra muy familiar, al instante recordé que era el chico que me ayudó, me dio curiosidad y lo seguí sigilosamente, aunque al mismo tiempo intentaba no ser tan sospecha con respecto a seguirlo. Lo seguí con un solo propósito, descubrir quien es el en realidad y porque se me hace tan familiar.
Después de caminar el entra a una tienda de música, yo lo observo desde afuera un rato, hasta que lo pierdo de vista y decido entrar. Pero me sorprendo con la gran variadad de discos, instrumentos, y accesorios. Son muy geniales que casi me quedo con la boca abierta.
-¿Te gustan?- me pregunta el chico de la gorra.
- Emm… si.- Digo sorprendida.
El sonríe y me ofrece mostrarme todo lo de la tienda. Yo acepto. Mientras me va enseñando todo le pregunto.
-¿Quién eres tú?
-Ya te dije que soy un viejo amigo.- Sonríe.
-Pero, eso no me es suficiente, ya que no puedo recordar.
-Lo recordarás más adelante, mientras dejémoslo así.
-Pero, yo quiero saber quién eres ahora.
-Ahora no es importante, más tarde lo será, solo se paciente.- Me regala una cálida sonrisa.
-Pero mi nombre es…
Por: Mariana Badillo.
-¿Te gustan?- me pregunta el chico de la gorra.
- Emm… si.- Digo sorprendida.
El sonríe y me ofrece mostrarme todo lo de la tienda. Yo acepto. Mientras me va enseñando todo le pregunto.
-¿Quién eres tú?
-Ya te dije que soy un viejo amigo.- Sonríe.
-Pero, eso no me es suficiente, ya que no puedo recordar.
-Lo recordarás más adelante, mientras dejémoslo así.
-Pero, yo quiero saber quién eres ahora.
-Ahora no es importante, más tarde lo será, solo se paciente.- Me regala una cálida sonrisa.
-Pero mi nombre es…
Por: Mariana Badillo.
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