martes, 11 de septiembre de 2012

Hablemos de Locura - Bogifobia



La bogifobia es una fobia que se define como un persistente e irracional miedo a lo sobrenatural y las leyendas urbanas como los asustadores de niños, o los fantasmas y monstruos imaginarios, típicos de los miedos infantiles. Etimológicamente la palabra bogifobia viene del vocablo del griego φόβος que significa miedo y de la palabra anglosajona "bogeyman" que se refiere a un asustador de niños que acecha a sus victimas en los rincones oscuros de la casa como en el armario, detrás de la escalera, la chimenea, o debajo de la cama.
 
Las reacciones de los bogifóbicos frecuentemente parecen irracionales a otras personas, e incluso al propio afectado, ya que para el mundo "los monstruos no existen", y las posibilidades de que una criatura amenazante aparezca de debajo de la cama o del armario para atacarlo cuando se vaya a dormir es ridícula e imposible.

Los afectados a menudo adquieren este miedo en la etapa infantil por culpa de las amenazas de los adultos para controlar el comportamiento de los niños que les lleva a intimidarles con seres como el Coco o el hombre del saco. El ver películas de terror puede atemorizar a un infante ante la dificultad de separar lo real de la ficción, al pensar que el monstruo o asesino del film vaya a ir por él.

Este temor tiene más fuerza generalmente cuando el afectado de la fobia se encuentra a solas o a oscuras, por lo que a veces está estrechamente ligado a la nictofobia (temor a la oscuridad) y en casos más graves a ligofobia (terror a la oscuridad): la oscuridad les provoca inseguridad ya que no ven lo que hay a su alrededor y una imaginación desbordante puede jugar con las sombras de los objetos y los sonidos del viento convirtiendo la habitación de un bogifóbicos en un sinfín de amenazas para él.
Suelen encontrar seguridad con la compañía en una persona que les transmita tranquilidad y les reconforte, como en el caso de los niños pequeños lo es un adulto. Esta persona debe mostrar una actitud comprensible y que les recuerde que no hay nada que vaya a atacarlos. A veces es bueno revisar la zona que les produce miedo como el armario o mirar debajo de la cama para asegurarles que no hay nada. Asustar al bogifóbico o burlarse de sus miedos sólo conseguirá que su fobia aumente y que además se sienta incomodo y avergonzado, impidiéndole acudir por ayuda cuando tenga miedo para no recibir una postura negativa.


Es de las fobias más comunes en niños pequeños, sobre todo en los infantes con mucha imaginación, y suele superarse en la adolescencia. Si la bogifobia perdura después de la preadolescencia, seguramente esté arraigado a un fuerte trauma infantil que será necesario superar con un tratamiento ó un acompañamiento terapéutico. Este temor o miedo comienza a ser perjudicial para el afectado cuando le limita en su vida.
 
 

1 comentario: