¡Esto era todo lo que me faltaba! Que Jenna me inculpara por algo que yo no hice... pero… ¿Por qué yo? ¿Que no se puede desquitar con alguien más? A fuerzas tengo que ser yo y la verdad eso ya se volvió muy molesto.
Cuando el profesor saco el brazalete de mi mochila estaba a punto de decirle que yo no fui pero él me interrumpió con un “Estas castigada y te tendrás que quedar en la tarde.” No pude decirle nada, ni una explicación, pero mientras me sentaba en mi lugar y el profesor le devolvía su brazalete pude ver la sonrisa malvada de Jenna.
Esto es tan injusto todo me tiene que pasar a mí, la verdad es que si desearía poder ser otra persona, una persona que no es molestada por los demás, alguien que sea respetada. Pero si sigo siendo “Liuva la enemiga de Jenna” no llegaré a ser… alguien… todos me recordaran por ser la chica con la que Jenna se desquita de todo… lamentablemente esta vez no le pude hacer algo como la otra vez… no se imaginan las ganas que tenía de golpearla y no parar hasta que me pida perdón… por eso la verdad si hubiera valido la pena el regaño de mi mamá y hasta una suspensión.
Toca la campana y sé que tengo que dirigirme directamente al salón de suspensión, pero primero debo avisarles a mis amigos del gran problema que tengo.
-¡No ya, me vale lo que me pase yo iré y pondré a Jenna en su lugar!- Dice a punto de estallar Roy.
-No Roy, no tienes porque mira solo cumplo con el castigo y me reúno con ustedes en los bolos no se preocupen por mí, no es la primera vez que me pasa- Sonrío al final.
-Esta Jenna ya te ha arruinado demasiadas cosas, no crees que esta vez hay que hacer algo al respecto, al menos… ¿algo como la otra vez?- Intenta de convencerme Roy.
-No…- Digo a punto de llorar.
-Liuva… no te pongas así… te esperaremos hasta que acabe tu castigo.- Me dirige una sonrisa amable Abi.
Me limpio una lágrima que salió de mi ojo.
-Está bien, ustedes vayan, encontrare la manera de salir antes.- Les dedico una sonrisa para que no se preocupen.
Ellos me abrazan y me dicen que no me preocupe que el castigo terminara antes de lo esperado. Entro al salón de castigo y veo a otros compañeros castigados, pero hay uno que me da curiosidad ya que esta en el rincón con un gorra en la cabeza y esta agachado en su lugar. Yo me siento en el lado derecho, el lado contrario del que esta el chico de la gorra en la cabeza. Me acomodo y empiezo a observar el reloj… veo cada segundo que pasa… cada minuto… y tener que esperar media hora para por fin ser libre… y un profesor vigilándonos de que no hagamos alguna travesura. La última vez que estuve aquí fue cuando le di ese golpe a Jenna, solo que esa vez no me preocupaba el castigo a diferencia de ahora.
Pasan unos cinco minutos y sigo viendo el reloj, a veces volteo a ver la puerta o la ventana que esta junto a mí para ver como los demás son libres… y yo no… siento una mirada desde el otro lado… atrás de mi… trato de ser discreta y miro de reojo… el chico de la gorra me está mirando… al verlo descubro que tiene unos ojos color miel… son como amarillos, un amarillo bonito, esa clase de ojos son mis favoritos, extrañamente me resultan familiares esos ojos.
Se me quita el miedo y lo volteo a ver esperando a que aparte la mirada, pero no lo hace y sigue mirándome con esa mirada tan intensa que sigue siendo familiar para mí, pero no puedo recordar de quien son esos ojos tan hermosos. El mueve sus labios queriendo decirme algo, al principio me costó trabajo pero le entendí el dijo “Te ayudaré a salir de aquí”. Yo muevo mis labios y le pregunto “¿Cómo?”, el sonríe y contesta “Observa…”
En ese instante él se para, el profesor empieza a decirle que se siente pero no hace caso, todos los demás lo imitan, ignorando la petición del profesor, cada vez se paraba un alumno tras otro y el profesor se ponía más nervioso, en su cara podías ver que no sabía qué hacer. Volteo a ver al chico de la gorra que me hace una señal para que me pare, me paro pero nerviosa y con miedo, al parecer era la única que quedaba sentada. El profesor nos sigue amenazando pero ninguno le hace caso, yo me ponía más y mas nerviosa, volteaba a ver al chico misterioso pero él seguía manteniendo su mirada tan pacifica, sin miedo.
El profesor salió del salón pero cerró con llave la puerta, no sé cómo iba a salir de algo así, volví a ver el reloj, de todo este escándalo solo habían pasado 5 minutos más…
El chico de la gorra se acerca a mí y abre la ventana, me hace una señal para que guarde silencio y susurra:
-Sal por la ventana, nosotros te cubrimos.
-¿Quién eres y por qué me ayudas?- Se me escapa la pregunta ya que sigo teniendo curiosidad.
El sonríe como la otra vez… se acerca a mi oído y responde…
-Solo soy un viejo amigo…
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