viernes, 27 de abril de 2012

Hablemos de Locura - TDA - Dificultad para Concentrarse

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDA/H) es una afección que aqueja tanto a niños como adultos, y que se caracteriza por problemas con la atención, impulsividad y exceso de actividad. Afecta del 5 al 8 por ciento de los niños en edad escolar, y del 2 al 4 por ciento de los adultos.

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDA/H) es la etiqueta diagnóstica actual para una afección que ha sido reconocida y estudiada durante más de un siglo. Históricamente se ha conocido por varios otros nombres, entre ellos "síndrome de daño cerebral", "disfunción cerebral mínima (DCM)", "trastorno impulsivo hiperquinético" y "trastorno por déficit de atención (TDA)".
El caudal de publicaciones científicas que documentan la realidad de esta afección es inmensa.

¿TDA/H o TDA?


"TDA/H" (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) es el término que se usa actualmente para una afección que ha tenido varios nombres durante los últimos cien años. La ciencia reconoce tres subtipos de TDA/H (falta de atención, hiperactivo-impulsivo y combinado). El diagnóstico de uno u otro tipo depende de los síntomas ("criterios de diagnóstico") específicos que la persona manifieste.
Aunque algunos individuos, entre ellos muchos profesionales, siguen llamando "TDA" (trastorno por déficit de atención) a la afección, ese término ya no se usa ampliamente. Para los que tal vez hayan sido diagnosticados con TDA, la categoría de diagnóstico correspondiente, usando la terminología actual, probablemente sea "TDA/H, tipo predominantemente de falta de atención".


Aún no se sabe con claridad las causas que provocan tal trastorno; son muy variadas las teorías que tratan de explicarlas, sin embargo, es importante destacar que existen causas de orden genético, otras que se desarrollan en el periodo de embarazo y otras generadas después del parto.
Se cita además que el TDA también puede ser causado por factores sociales, ambientales (deprivación), o una enseñanza deficiente.
Síntomas de falta de atención
  • Constantemente quien padece este trastorno, no presta atención a los detalles o comete errores por descuido en su trabajo escolar u otras actividades.
  • Tiene dificultades para mantener su atención en actividades o juegos.
  • Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla.
  • No sigue instrucciones de principio a fin o las deja de lado, sin terminar su trabajo escolar, tareas en casa, o trabajo (sin que esta actitud se deba a que no comprenda las ordenes o por ser oposicionista).
  • Muchas veces tiene dificultades para organizar sus trabajos o actividades.
  • Evita o le desagrada empezar actividades que requieren de un sostenido esfuerzo mental.
  • Pierde frecuentemente las cosas que necesita para realizar sus actividades.
  • Se distrae constantemente frente a estímulos ajenos a su tarea.
  • La persona es muy olvidadiza en sus actividades diarias.
Síntomas de hiperactividad
  • Es muy inquieto(a) con sus manos y pies cuando debe permanecer sentado(a).
  • En frecuentes ocasiones corre o trepa de forma excesiva en situaciones inapropiadas (en adolescentes o adultos puede estar limitado a una sensación subjetiva de inquietud).
  • Tiene dificultades para jugar de manera callada.
  • Esta en actividad constante como si estuviera impulsado por un motor.
  • Habla en forma excesiva.
Síntomas de impulsividad
  • Tiende a responder sin que se haya terminado la pregunta.
  • Es muy poco paciente.
  • Interrumpe las actividades o cuando otros están hablando.

Los síntomas del TDAH expresan un problema biológico y por lo tanto se abordan más eficazmente con tratamiento farmacológico, que constituye todavía el pilar más importante de la terapéutica. Los tratamientos habituales se basan paradójicamente en estimulantes, de los que muy pronto se observó que modifican positivamente los síntomas. Entre ellos están la cafeína y la nicotina, con los que a veces se automedican adolescentes y adultos. El primer informe idóneo avalando el uso de psicoestimulantes, data del año 1937, cuando Charles Bradley estableció la eficacia y seguridad del sulfato de anfetamina para el tratamiento de niños hiperactivos.



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