Ella puede comenzar si alguien pronuncia una palabra que signifique serpiente o produce algún ruido fuerte y agudo. Inmediatamente la mujer atacada se pone a maldecir y a entregarse a un comportamiento excitado y agresivo, o si no a huir presa el pánico. Como en el caso anterior, la víctima es consciente de la incongruencia de su comportamiento, pero no puede evitarlo y continúa con mímica compulsiva hasta que la vence el cansancio. Algunos autores asimilan esta enfermedad a la catatonia, antes que a la histeria.
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