Hay una diferencia cuando estás bailando con la música que amas, cuando hay un encuentro entre la música y el bailarín que se fusionan en uno. Esas son las experiencias por las cuales vivimos.

El baile, como arte primordial y natural por excelencia, tiene un valor universal y simbólico, porque expresa un sentimiento, un estado del alma: es decir, tiene el carácter fundamental, esencial de una creación estética.
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